El Cruce Columbia 2019

La vida es una montaña, estás en la cima, estás en el fondo… y estos últimos meses: qué montaña!

No suelo decirlo, pero ya estamos sobre el final: gracias a los que me acompañaron. No solo a los que están bien cerca, a esos se los digo en la cara, sino a los que enviaron la mejor energía por acá. En cierta medida siento que hicimos muchas cosas juntos: en agosto esquiamos de fondo en Ushuaia, luego mi mejor marca en media maratón en Bs As (con record de mi ciudad), a la semana la media maratón de Neuquén, en septiembre debut en maratón (y record, 2h34m) y después de eso una semana atrás de otra, 2º en Night Run, 3º en los 10k del K21 de San Martín de los Andes, 3º en los 15k de Montagne, paramos un finde por las elecciones y luego tres triunfos seguidos en los 8k de Salgado Corre en Lobos, los 10k por los Valores en Vicente López y los 42k de Montaña en Santa Cruz… puf. Y todavía faltaba El Cruce.
Fue una semana en casa (ojo, no me quejo de nada, soy un bendecido) y volver a salir para cerrar el año con 100 km en tres días de carrera y dos días de campamento que son tan divertidos como correr. Una carrera que jamás imaginé largar y pude disfrutar gracias al @banco_patagonia y vivir a pleno cada segundo, no exagero, es muy intensa, corriendo y entre etapas, todo pasa a un ritmo muy rápido, muy loco. Ah, y al cruzar el arco luego de tres días, en la general, quedé décimo.
Como en una montaña, subís, bajás, como en la vida, hay que ponerle garra para ascender, controlar el descenso para no desbarrancar. Hay que vivir cada sendero como si fuera el último, nadie corre dos veces por la misma montaña, ninguna oportunidad se repite, hacelo hoy, que es tu mejor día para vivir.

Y si querés saber más de mi día a día, acá el blog que escribí para la web oficial de El Cruce

Y acá la nota para La Nación donde conté porque es el evento con mayor logística del mundo

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