Once entre once mil personas, se nota en la sonrisa y en esa linda medalla que nos dieron sólo a los 15 primeros. Es que hoy fueron 15k para esos varios miles y el primer paso competitivo rumbo a la maratón para mí. Fue un buen paso.
Con 50m30s estuve a 25 segundos de mi mejor marca, la verdad esperaba estar algo más lento, creo que lo aplicado que estuve en la elongación y la alimentación ayudó a sentirme muy suelto en los primeros kilómetros. El vientito frío se sentía de frente a las 8 de la mañana y la verdad que largar con las manguitas de @scatsports fue un acierto, estaba fresco. Rompí uno de los mandatos del running de no estrenar nada el día de la carrera pero les aseguro que la indumentaria completa del nuevo sponsor me sentó de maravillas. Suelto, liviano y bien empilchado ya solo quedaba correr.
Y eso hicimos con el primer gran pelotón que se formó, varios hombres y las tres primeras damas armamos un grupo compacto para cortar el viento, un lujo correr tan acompañado. Fui cómodo en la cola hasta el km 4 donde bajó el ritmo y salí a mover. Se fue deshilachando el equipo y se quedó a mi lado Daiana Ocampo. De ahí para adelante fue una lucha, ayuda, compañía, cada kilómetro, me cortó, la pasé, me pasó, la tiré, me tiró. Es compañera de club, me invitó y alojó para su carrera el año pasado, la entrevisté cuando fue la mejor argentina en la última media maratón de Buenos Aires. La conozco mucho a la negra, me alegró serle útil, pero eso no quitó que el último kilómetro estire todo lo posible mi zancada y llegué diez metros delante. Que ella festeje su victoria, puede decir que solo once hombres llegaron delante de ella, yo celebro mi primer paso firme rumbo a la maratón, puedo decir que estoy feliz.
