Pocas cosas tan ocultas como un duro entreno en solitario. Esos largos minutos buscando el límite, enfrentando tus dudas, desangrando tus miedos. Solo el jadeo, la transpiración, el dolor y vos.
Luego de decenas, centenas, miles de sesiones en solitario, el día menos esperado, como este 9 de Julio, celebré el cumpleaños de nuestra Argentina compartiendo un entrenamiento con amigos, fotos y público.
En un paraje perdido en la llanura bonaerense llamado La Porteña se realizó un duatlón rural (5km 25km y 2,5km). Hasta acá nada extraño, una máquina cosechadora de 4 metros de ancho y tres de altura que cruza por el medio del arco de llegada rumbo a la cosecha, un almacén de campo con gauchos que recibe ciclistas con calza y piernas depiladas, un paisaje de inmensidad invadido por música deportiva y remeras flúo.
Lo anormal, al menos para mí que soy muy estructurado, es que esta vez se realizó un día de semana y no un domingo (cuando suelo descansar). Así que hoy martes tocaban pasadas largas y eso hicimos:
-Una larga pasada de 5km como parte de la carrera y darle la posta a mi compañero, Lucas DiSanto.
-Mientras él hacía 25km de tierra a todo ritmo yo seguía con 3×1000 a todo campo.
– Para cuando volvió había sacado tanta ventaja sobre el segundo y me quedaban solo 2,5km para concluir la carrera que solo tuve que hacer un regenerativo alegre para que crucemos primeros la meta y celebremos, paisanos, el cumpleaños de la patria con un entrenamiento con público.

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