Cobertura para La Nación de la Maratón de Buenos Aires 2019 historias que solo se encuentra buceando profundo…
Casi dos décadas de historia del atletismo nacional fueron «derribadas» ayer en la maratón de Buenos Aires. Tanto el primer argentino en llegar a la meta, Joaquín Arbe (29 años), como el segundo, Eulalio Muñoz (ambos de Esquel), lograron bajar el segundo mejor registro nacional de todos los tiempos, que estaba a pocos meses de cumplir dos décadas de «vida».
Había sido Hernán «el Indio» Cortínez quien, en abril de 2000, estampó en La Pampa 2h13m42s y, con ello, sacó pasaje para los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. En la mañana porteña de ayer, en la que 10.000 corredores hicieron de la maratón la más concurrida de América Latina, Arbe fue el más rápido del país y, con 2h11m02s, también sacó su pasaje, a Tokio 2020. Continúa acá…

Daiana Ocampo, la argentina que corrió más rápido en la ciudad
En ese momento no me imaginé que era una feminista», confiesa Iris Fernández, al recordar que hoy se cumplen 40 años de su debut en maratón. No fue solo algo personal, se convertía en la primera argentina en completar una distancia que estaba prohibida para las mujeres en el país, se suponía que no podían tolerarlo. «Me gustaba correr los límites, quizás fui una pionera, pero alguien tenía que hacerlo», señala.
Para correr los límites tuvo que viajar más de 11.000 kilómetros y participar en la maratón de Waldniel, Alemania. «Siempre entrené, trabajé y estudié, fue un esfuerzo, pero no un sacrificio», explica. «Sacrificio es cuando tenés que hacer algo que no querés», añade. Continúa acá…

Eduardo Marelli: «Fue la carrera que más disfruté en mi vida»
Para mí la maratón ya está», asegura Eduardo Marelli, que con casi 82 años participó de su décima carrera de 42 km. «No llegué bien, no pude completar la distancia, pero me di el gusto de estar», cuenta Marelli, que fue reconocido con una placa por la Fundación Ñandú (organizadora de la carrera) por sus nueve participaciones y su mensaje en el deporte. «La verdad -afirma- fue la carrera que más disfruté en mi vida».
La placa no fue la mayor sorpresa. Toda su familia, sin que él lo supiera, lo fue a esperar a la llegada. «Cheli, mi esposa, hacía cinco años que no me iba ver a una carrera», exclama Marelli. «Es que siempre hay que viajar mucho -se excusa Araceli, Cheli (80)-. Me canso bastante. Total cuando vuelve me cuenta todo». Continúa acá…
